viernes, 18 de julio de 2014

El Mundial y yo

Terminó Brasil 2014. Mundial con poco fútbol, habré visto 6-7 partidos (por cierto el que más me gustó fue Italia-Inglaterra). No vi ningún partido entero de España (eso gané) y una Alemania, justa ganadora por el conjunto de su participación pero que la final la pudo ganar también Argentina, gran competidora internacional. Holanda no llegó a la final por tanta especulación futbolera en la semifinal y perdió en penaltis. No me gustó Brasil pero que queréis que os diga, llegaron a semifinales. Nosotros ni eso. Y en nuestro Mundial nos eliminaron en la segunda fase aunque no teníamos ni que haber pasado. Menos mal que la FIFA nos echó una manita en forma de árbitro.

Para mí el jugador de este Campeonato ha sido Mascherano, con todas las limitaciones técnicas que se os ocurran, pero todo carácter, entrega y sacrificio por sus compañeros. Un verdadero líder, y además humilde, que tiraba del carro.

Otro líder es Thiago Silva, el alma de Brasil y bien que se notó su ausencia el día de Alemania.

Messi y Neymar son grandes jugadores, son las figuras. Pero si no existieran jugadores con carácter, que no se hunden ante la adversidad, las figuras no podrían desarrollar su vistoso y atractivo juego.

Una selección no es una suma de individualidades, es un conjunto. Fijémonos en Alemania, con un entrenador que lleva 8 años al frente de la selección, lo que les da estabilidad, continuidad y una manera de hacer las cosas que a la larga siempre tiene resultados. Es un equipo, al igual que una empresa, en el que cada uno de los miembros tiene su función y la habilidad del seleccionador y entrenador es encajar, asignar las distintas tareas a jugadores adecuados a esa función para conseguir los objetivos propuestos. Capacidad y habilidad, cierto pero talento sin actitud no llega a ningún sitio. ¡Qué importante es levantarse de una caída y seguir adelante!

Eso es lo que eché de menos en la selección española. Mandamos a Brasil a jugadores quemados, física y mentalmente, que no estaban por la labor. Tenemos buenos jugadores, muy buenos pero era lastimoso verlos cómo se arrastraban por el campo de juego. Y hay que buscar soluciones y si no las tienes en el banquillo, difícilmente encontrarás alternativas para darle la vuelta a un partido. Parte de la culpa fue del seleccionador por escogerlos; otra parte, de los propios jugadores por aceptar sin estar en condiciones pero los verdaderos responsables del desastre, por otro lado esperado (confieso que dije a quien me quisiera oír que nos eliminaban en octavos en cuanto me enteré de la lista y de la cantidad de lesionados incluidos) son la Federación y la Liga de Fútbol Profesional. Sí, los que planifican el calendario, un calendario agotador que machaca a los jugadores de equipos que participan en varias competiciones (de los que se nutre la selección) y organizan pachanguitas en lugares incomprensibles en muy poco tiempo lo que agota aún más a los jugadores.

Termino. Debe ser muy complicado lidiar con veinte chavales ineducados y ricos, con su vida resuelta a base de darle patadas a un balón, sin problemas de cartera para satisfacer sus caprichos, salvo las honrosísimas excepciones que confirman la regla y que, encima, les pedimos que corran y luchen por defender el honor y la honra de un país.

¡Qué ingenuo soy!

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