viernes, 27 de marzo de 2015

Semana Santa

"Abuelo, ¿desde cuándo te subes al paso?"
Y ante la atenta, y divertida, mirada de mi abuela me contestó:
"Cuando yo era prioste" y le pregunté "¿eso cuándo fue?"
"En la Guerra".

Recuerdo como si fuera hoy esta breve conversación con mi abuelo Felipe durante el traslado del Santísimo Cristo del Descendimiento en 1990, el último año que se subió al paso para dejar el cuerpo inerte del Señor en la Cruz de nuestra Salvación.

Cuando lleve con mis manos esta noche la Imagen de Pedro Roldán me temblarán, como siempre, las piernas, pensaré "pero si es sólo un trozo de madera" y me preguntaré que porqué me pongo nervioso. Miraré tu cara Señor y me acordaré de mis abuelos y de aquellos hermanos que ya no están con nosotros, veré a mis padres y, entonces, te daré gracias, Señor, porque entenderé que tu sufrimiento, tus humillaciones, tu sacrificio, tu entrega, tu Vida, tu Pasión y tu Muerte no han sido en vano puesto que siempre habrá alguien que nos transmitirá con su ejemplo la Verdad. Y me sentiré profundamente aliviado al comprender que sigues vivo y que nuestros hermanos y familiares difuntos estarán ya gozando de tu presencia. Esa es mi convicción y mi esperanza.



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