Hay dos maneras distintas de alcanzar los objetivos marcados: Federer y Nadal.
Roger Federer representa el talento, la facilidad de los elegidos, la capacidad de hacer fácil lo difícil. Saque difícil de restar, volea y si me la devuelve, a la otra esquinita a ver si llegas...Parece que no se esfuerza, que no suda y a sus 36 años gana su octavo Wimbledon tras 6 meses sin competir. Tiene claro sus objetivos y se dosifica. Esto está al alcance de unos pocos. Es, posiblemente, el mejor jugador de la historia.
El otro ejemplo es Nadal. Representa el esfuerzo, el afán de superación. Desde mi humilde punto de vista, es lo contrario de Federer, sin desmerecer a Nadal porque hay que tener una preparación física portentosa y, sobre todo, mental. Su cabeza ha sido durante mucho tiempo la diferencia con los demás. Es el ejemplo del trabajo constante, la perseverancia. A mí siempre me ha parecido digno de elogio que un diestro juegue con la zurda (si no me creen, fíjense con qué mano firma los autógrafos). Con un efecto endiablado y un peso que dobla la muñeca del jugador contrario.
Son ejemplos para nuestra juventud de que trabajando, luchando, estudiando...de no darse por vencido y vuelta al trabajo, a la constancia, esa gotita de agua que perseverando, perseverando horada hasta la piedra más dura.
Y ahora a descansar tras un curso duro, con muchos cambios y que traerá como consecuencia un nuevo curso mejor que el anterior.
Buenas vacaciones a todos aunque el blog no se despide todavía. Estén atentos a sus pantallas.
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