reflexiones sobre las carreritas

Mucho se ha escrito, y muy bien por cierto, sobre los sucesos de la pasada madrugada del Viernes Santo. Antonio Burgos, Navarro Antolín, Daniel Marín o Rafael Avilés, cada uno con su estilo, opinan sobre lo ocurrido y no se callan. En cada uno de estos artículos me siento reflejado pero me gustaría apuntar un par de notas.

1. Es cierto que hay muchos interesados en cargarse la Semana Santa por motivos ideológicos o religiosos. Pero el verdadero peligro está en la falta de educación y de civismo de las nuevas generaciones "educadas" por nosotros. Desde hace años desde mi anonimato contemplo el perfil del público que llega a última hora del Jueves Santo para ver la Madrugá. No digo que vengan a ver cofradías, vienen a pasar una noche de fiesta al centro de Sevilla con su botellón montado y su picnic.

2. Las vallas están para obstaculizar el paso, lo que por lógica no da seguridad en caso de avalanchas salvo que se usen exclusivamente para dejar expeditos pasillos, vías de emergencia. Es decir, que se alineen en paralelo a la fachada de los edificios y no en perpendicular.

3. Cada vez hay menos sevillanos y más forasteros que no saben adónde van. Si además se encuentran con vallas, el lío es monumental. El efecto es que la bulla es un caos y no se ordena porque los que están dentro no saben.

4. Las sillitas de los c.....s ¿de qué sirven tantas medidas de seguridad si la libre circulación por nuestras calles está obstaculizada por estas sillitas durante horas? ¿Se han preguntado la causa de las lesiones de los heridos en la madrugá? Correcto. Tropezaban con algo mientras corrían presas del pánico, caían y eran pisoteados por los que venían detrás, las puñeteras sillitas.

5. Por último, no aceptemos la versión oficial, hasta este momento, de que ha habido UNA pelea y como consecuencia 10 avalanchas en distintos puntos de Sevilla durante una hora. Que se investigue, se encuentre a los responsables y sean condenados de manera ejemplar.

Mis últimas palabras son para destacar el comportamiento ejemplar de las hermandades realizando completamente su estación de penitencia y la reacción del público calmando el pánico desatado en algunas personas.

Hay esperanza.