En noviembre de 2011 el Partido Popular ganó las elecciones con mayoría absoluta. Se encontró una España camino de la quiebra que tuvo que enderezar. Para ello dejó de lado las líneas maestras de su prometida política económica de tipo liberal y se sumó al bando socialdemócrata.
Es cierto que Rajoy evitó el rescate de nuestra economía y hoy seríamos un país muy entristecido como lo puede ser Grecia. Durante esos años de rodillo no se atrevió a reformar la Administración y, por tanto, el gasto público. Por mucho que se hablaba entonces de austericidio, en ningún ejercicio económico bajó el gasto total, siempre subió.
En situaciones de déficit público, las cuentas sólo se pueden equilibrar de tres maneras:
- Bajando el gasto
- Subiendo los ingresos, básicamente vía impuestos
- Combinando ambas acciones
El gobierno del PP optó por recortar determinadas partidas del gasto público pero sin bajar el gasto total y subir los ingresos públicos aumentando impuestos a diestro y siniestro. En plena crisis, cuando las empresas y ciudadanos lo estaban pasando fatal. Y eso que tenía mayoría absoluta.
Desde hace un par de meses gobierna en mayoría simple y trata de pactar con otros partidos, lo que me parece estupendo. Pero, ninguno de los partidos pactistas defiende una política económica liberal. Todos son socialdemócratas por lo que veo muy difícil que bajen los impuestos.
Mi decepción, en materia económica y tributaria es absoluta. Un gobierno que debería apoyar a las empresas y emprendedores no para de poner chinitas en el camino y pasaré a relacionar estas medidas a lo largo de varios posts.
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