jueves, 1 de noviembre de 2012

Mi querida España (II)

En el primer post de esta serie nos quedábamos en que la basura se esparce por el mundo y llega a España y se conceden préstamos a los NINJA. Continuemos.

Aquí, se pedía un préstamo para comprar un suelo en el que no se podía construir pero tras realizar unas gestiones milagrosas se obtenían unos papelitos que te permitían construir en esos suelos o se pedía un préstamo para comprar un piso que nunca habrías comprado porque excedía de tus posibilidades económicas o había empresas que pedían un crédito, recordemos muy barato (el tipo de interés de la peseta a finales de 1995 era del 9,25%; en diciembre de 1998 era del 3%), para comprar una empresa el triple de grande. Y los bancos decían que sí, que concedían todos estos préstamos. Milagro sobre milagro.

De repente, en EE.UU. algunos “desaprensivos” dejan de pagar sus créditos y devuelven las casas hipotecadas (allí termina el problema con el banco con la devolución de llaves, aquí empiezan los verdaderos problemas con el banco), los fondos ya no pueden pagar las rentabilidades prometidas, los deudores no pagan lo que deben y crece la desconfianza entre los bancos porque nadie sabe la basura que tiene el otro ¿por qué le voy a prestar a fulanito si es posible que no me lo devuelva porque no cobrará el préstamo que le concedió a menganito? y comenzaron nuestras desdichas. Todo porque alguien se hizo las preguntas que se tenían que haber hecho en su momento.

El dinero es cobarde y desaparece mientras se aclara el panorama mundial pero ¿y mi querida España? Se compraba suelo donde fuera con dinero prestado. Construíamos entre 600 mil y 700 mil casas al año (clicar en pestaña consultar todo) con dinero prestado. Comprábamos todas esas casas con dinero prestado. Y de golpe se acabó el dinero prestado. Ya no se compra suelo sin dinero prestado. No construimos casas sin dinero prestado. No se compran casas sin dinero prestado. Mi conclusión es obvia: vivíamos de prestado.

Y comienza la cadena bajista de no se compra suelo, no se construyen casas ni se venden éstas, despidos, cierre de empresas, más paro, el drama de los desahucios.

Pero los bancos se preguntan ¿cómo voy a incorporar en mi balance una urbanización a medio hacer o un suelo inconstruible en la provincia de Ciudad Real? Eso conlleva hacer unas fuertes provisiones por activos inmobiliarios y damos pérdidas. ¡Un banco con pérdidas! ¡Qué horror! ¡Inconcebible!. Solución: nos bebemos este trago sorbito a sorbito, renovamos créditos al sector construcción por menos importe y mayor interés y provisionamos a cuenta gotas. Además, el Gobierno nos deja. Como se dice en rugby, patada a seguir. Maravilloso. 

Sería maravilloso si el mercado nos creyera pero no nos creen.


Continuará


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