Aquí, se pedía un préstamo para comprar un suelo en el que
no se podía construir pero tras realizar unas gestiones milagrosas se obtenían
unos papelitos que te permitían construir en esos suelos o se pedía un préstamo
para comprar un piso que nunca habrías comprado porque excedía de tus
posibilidades económicas o había empresas que pedían un crédito, recordemos muy
barato (el tipo de interés de la peseta a finales de 1995 era del 9,25%; en
diciembre de 1998 era del 3%), para comprar una empresa el triple de grande. Y
los bancos decían que sí, que concedían todos estos préstamos. Milagro sobre
milagro.
De repente, en EE.UU. algunos “desaprensivos” dejan de pagar sus
créditos y devuelven las casas hipotecadas (allí termina el problema con el
banco con la devolución de llaves, aquí empiezan los verdaderos problemas con
el banco), los fondos ya no pueden pagar las rentabilidades prometidas, los
deudores no pagan lo que deben y crece la desconfianza entre los bancos porque
nadie sabe la basura que tiene el otro ¿por qué le voy a prestar a fulanito si
es posible que no me lo devuelva porque no cobrará el préstamo que le concedió
a menganito? y comenzaron nuestras desdichas. Todo porque alguien se hizo las
preguntas que se tenían que haber hecho en su momento.
El dinero es cobarde y desaparece mientras se aclara el
panorama mundial pero ¿y mi querida España? Se compraba suelo donde fuera con
dinero prestado. Construíamos entre 600 mil y 700 mil casas al año (clicar en pestaña consultar todo) con dinero
prestado. Comprábamos todas esas casas con dinero prestado. Y de golpe se acabó
el dinero prestado. Ya no se compra suelo sin dinero prestado. No construimos
casas sin dinero prestado. No se compran casas sin dinero prestado. Mi
conclusión es obvia: vivíamos de prestado.
Y comienza la cadena bajista de no se compra suelo, no se
construyen casas ni se venden éstas, despidos, cierre de empresas, más paro, el drama de los desahucios.
Pero los bancos se preguntan ¿cómo voy a incorporar en mi
balance una urbanización a medio hacer o un suelo inconstruible en la provincia de Ciudad Real? Eso conlleva hacer unas fuertes provisiones por activos inmobiliarios y damos pérdidas. ¡Un banco con pérdidas! ¡Qué horror! ¡Inconcebible!.
Solución: nos bebemos este trago sorbito a sorbito, renovamos créditos al
sector construcción por menos importe y mayor interés y provisionamos a cuenta
gotas. Además, el Gobierno nos deja. Como se dice en rugby, patada a seguir. Maravilloso.
Sería maravilloso si el mercado nos creyera pero no nos
creen.
Continuará
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