Hace un año el dependiente de la librería Beta en la que habitualmente realizo mis compras, me recomendó un autor: Harlan Coben. Este autor estadounidense es uno de los maestros contemporáneos de la novela negra. El libro que compré se llama No se lo digas a nadie. Su lectura fue apasionante, me lo leí en muy poco tiempo y me quedé con ganas de leer algo más del mismo autor.
Pues bien acabo de leer Ni una palabra. Plantea el problema de la educación de los hijos, si los padres hacen todo lo que debieran o si se pasan en el control de sus vidas. ¿Están sobreprotegidos nuestros hijos? ¿Dónde está el límite? Todo empieza con el suicidio del íntimo amigo del hijo de la familia protagonista y su consiguiente desaparición. Se inicia una frenética búsqueda por parte de sus padres. El autor sitúa esta trama central en un contexto de asesinatos, desapariciones, agentes de policía y alguna cosa más que no vamos a desvelar. Es imposible leer sólo un capítulo y dejarlo para el día siguiente. Termino con la crítica que le hizo el San Francisco Chronicle: "No empiece a leer si tiene mañana algo importante que hacer. Ni una palabra le impedirá dormir durante toda la noche". Sus 400 páginas me las leí en una semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario