lunes, 6 de mayo de 2013

El holocausto español

Recientemente he terminado de leer “El Holocausto español”, del hispanista inglés Paul Preston. El subtítulo sintetiza perfectamente de qué va el libro “Odio y exterminio en la guerra civil y después”. Libro dividido en 13 capítulos donde cuenta el sufrimiento de la población civil durante nuestra guerra. No trata sobre la guerra en sí y los más de 300.000 muertos en el frente; es más bien un libro que recoge las bestialidades que se hicieron en la retaguardia de ambas zonas, aunque centrado en la zona nacional, de lo que ya aviso. Libro muy documentado sobre la crueldad, el odio y la venganza entre hermanos, familiares, amigos, vecinos, compatriotas. Por eso, no es fácil de leer, el propio autor reconoce que le costó años escribir sobre esto. Asesinatos, ejecuciones, cárcel, campos de concentración, violaciones, torturas, exilio…en una palabra, terror. Ambos bandos se propusieron destruir totalmente al otro para crear una “nueva España” en la que no tenía cabida la otra. Unos cayeron en manos de Hitler y Mussolini; otros, en brazos de Stalin. Muchos españoles se vieron forzados a ser crueles con sus vecinos para sobrevivir. O mueres tú o muero yo. Es un recorrido por las miserias de las personas a las que les tocó vivir aquel horror.

Dedica capítulos específicos a Queipo de Llano y los moros, que cometieron verdaderas salvajadas; y a Paracuellos, donde Carrillo no sale muy airoso a pesar de la continua negación sobre su participación en las sacas de presos y fusilamientos posteriores, y la guerra interna del bando republicano en Cataluña. Su tesis es que la violencia en la retaguardia republicana es consecuencia del terror implantado por los rebeldes en los territorios que iban “conquistando”. Y este terror se basaba en el odio de determinadas clases sociales generado al verse relegados del poder por otros grupos durante los años de la República, que desemboca en una venganza institucionalizada durante la guerra y primeros años del franquismo.

También tiene palabras elogiosas para aquellos españoles, en ambos bandos, que trataron de salvar a compatriotas, en la inmensa mayoría de los casos, inocentes de participar activamente en la política de aniquilación. Por ejemplo, el anarquista Melchor Rodríguez, que paró los fusilamientos de Paracuellos, fue salvado de una segura ejecución por la presencia espontánea del general Muñoz Grandes en su juicio, donde aportó una lista de casi 2.000 derechistas que salvaron su vida gracias a la intervención de este anarquista. Fue condenado a 20 años de prisión, aunque posteriormente el propio Muñoz Grandes le rebajó la condena.

Ninguno de mis abuelos luchó en la guerra. Mi abuelo Felipe, monárquico, de derechas y católico; mi abuelo Enrique, republicano, de derechas y católico, no fueron al frente porque iba en contra de sus creencias matar a otra persona. Estoy muy orgulloso de descender de ambos.

2 comentarios:

  1. Tus abuelos no fueron a la guerra no por que no quisieran matar a nadie, si no por que PAGARON LA "OPROBIOSA" CUOTA". Cosa q hacía la gente"pudiente".

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    1. Anónimo, es cierto que mis abuelos fueron "soldados de cuota" en la guerra...de África. La República lo eliminó. Hay que actualizar los conocimientos de historia

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