Giuseppe Verdi ha sido uno de los pocos compositores que no sólo alcanzó fama y prestigio en su momento histórico sino que también amasó una considerable fortuna. Su nacionalidad de nacimiento era francesa, ya que su ciudad natal pertenecía al Ducado de Parma que en aquel momento estaba anexionado a Francia. Parte de su éxito se debió a su pasión nacionalista italiana que enfervorizó a sus compatriotas y fue un elemento clave en la unidad italiana. Napoleón Bonaparte es otro personaje histórico que se convirtió en un símbolo nacional pero de un país distinto al que le vio nacer ya que Córcega era italiana (de hecho odiaba a los franceses en su infancia y no se cambió el apellido corso hasta los veintitantos años -pero esa es otra historia-). A la muerte de Verdi, gran parte de su herencia se destinó a la creación de una casa para acoger a músicos jubilados. Sigue en pie en la ciudad de Milán.
¿Doscientos años del nacimiento del gran Verdi y no lo celebramos en este blog? Bebamos alegremente de este vaso resplandeciente de belleza y que la hora efímera se embriague de deleite...
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