martes, 19 de noviembre de 2013

Cordero a la argentina

Los tambores de guerra se escuchaban desde hacía mes y medio. La lucha que se avecinaba prometía sacrificios y un alto precio. Nos enfrentábamos a la guerra de los corderos a la argentina.

Con tiempo, encargamos los corderos a nuestro buen amigo Manolo Losada y Tulio buscó un herrero que hiciera una cruceta para colgar los corderos. Fijamos una fecha y un lugar, la casa de Tulio. El sábado anterior hicimos un ensayo general y parecía que la derrota no iba a ser humillante, incluso podríamos ganar la guerra.

Planificación del Día D

Los Oficiales del Estado Mayor planificaron con gran detalle la estrategia a seguir el día de la batalla. El general O´Neill dispuso desde muy temprano las tropas de avanzadilla para que controlaran las posibles incursiones del enemigo y rechazaran cualquier intentona de sorprendernos. Mientras tanto, los generales Palaces, Beka y Fishing se encargaban de que no faltaran los adecuados suministros el día D. No fue fácil ya que el enemigo se había situado muy bien en las colinas que rodeaban la explanada donde tendría lugar la batalla. Tuvieron que realizar varias maniobras envolventes y de distracción para lograr los objetivos militares. Hacía frío, mucho frío y necesitábamos subir la moral para empezar bien el día y para eso no hay nada mejor que una copita de oloroso. A la hora prevista, que no sabíamos cuál era, todo estaba en su lugar.

 Ante este primer éxito, el Alto Mando se reunió de manera urgente para comentar las incidencias y llegamos a la conclusión cierta de que no había nada que temer: la victoria era posible y si nos coordinábamos bien, los daños serían mínimos. Primera cerveza. Y a esperar.

Llegada de tropas


Pasa el tiempo y nuestras tropas no llegaban. Empieza a extenderse el nerviosismo en el Estado Mayor. Pero ¿quién se encargaba de reclutar las tropas precisas para la batalla? El General O´Neill nos tranquilizaba: "seguro que en el momento oportuno llegarán con ganas de comerse al enemigo". Mientras tanto, nuestras fuerzas de artillería estaban dispuestas para iniciar las hostilidades, no hay mejor defensa que un buen ataque: distintos tipos de chorizo y una cabeza de lomo en la barbacoa. Segunda cerveza.

Empiezan a llegar los efectivos del Regimiento Inmemorial Tertulia 14 y tropas auxiliares. Con respecto a estas últimas, el Estado Mayor no tenía claro su papel ¿se pasarían al enemigo? Ese temor nos persiguió durante todo el día. Pero era necesario un refuerzo.


Fase I batalla

Primeras escaramuzas en el flanco izquierdo con variado resultado que nos hace presagiar que la batalla será larga. Hacemos frente a las fuerzas enemigas pero no sabemos de dónde salen tantos efectivos. Nos tenemos que multiplicar para aguantar la embestida brutal a la que nos vemos sometidos pero el Ejército aliado mantiene las posiciones. Decidimos reforzar ese flanco pero no tenemos un minuto de tranquilidad ya que el Cuerpo principal enemigo pretende darse la vuelta y cogernos a traición. En una maniobra ampliamente aplaudida, los Generales O´Neill y Fishing con la ayuda del Coronel Palaces bis consiguen darle la vuelta a la situación a pesar del infierno en el que se hallan. Todo es humo a su alrededor como consecuencia del bombardeo continuado del campo de batalla. Salen airosos de esta situación en la que ponen en riesgo sus propias vidas. Todo sea por la Causa. Otra cerveza.

Fase II

Otro ataque de las fuerzas enemigas, pero ahora por el flanco derecho que el Coronel Karthaya frena con su acostumbrada contundencia. La primera bandeja de cabeza de lomo cae fulminada ante su gran actuación. Su ayuda de campo, el Coronel Facecuel decide pasar al ataque y abre una botella de tinto. Diversas denominaciones y nos gustó mucho los vinos de Manolo Losada, Zarcita y Acilate ambos cosecha 2010, buenos vinos extremeños. El General Fishing acude con sus tropas en su socorro. Ante el cariz que empiezan a tomar los acontecimientos, se celebra una reunión improvisada en las inmediaciones del Estado Mayor en la que participan los Coroneles Villawolves, Mr. Air, Seanez y Faithnandez acordando reforzar el Cuerpo central de nuestro Ejército ante el inesperado ataque de las mejores fuerzas enemigas. Solicitan más suministros y llega un queso con boletus.  Mientras esto tiene lugar en el centro de la batalla, nuestras fuerzas auxiliares comandadas por el Mariscal Forgeron y el Emir Aben Omeya, avanzan por el ala izquierda rodeando a las tropas enemigas, que no tienen más remedio que rendirse ante el empuje de nuestra soldadesca.



Desenlace de la batalla

En ese momento la situación es la siguiente: El ala izquierda se ha asentado y controla completamente su territorio; el flanco derecho sigue batallando y aguanta las continuas embestidas de la caballería enemiga; el Ejército del Centro ni avanza ni retrocede en el infierno en que se ha convertido el campo de batalla. El enemigo decide realizar el ataque definitivo y concentra sus fuerzas en el centro. Casi no se ve como consecuencia del intenso bombardeo al que nos tienen sometido tanto la Aviación como la Artillería enemiga. Fuego, humo, altísima temperatura. Necesitamos de todas nuestras tropas para repeler la embestida final. El choque es brutal. La lucha es cuerpo a cuerpo, a brazuelo partido. Sangre, huesos, piel chamuscada y carne, mucha carne. No hay duda, gracias a nuestro sacrificio, a nuestra entrega y porqué no decirlo, nuestro saber hacer, la victoria es nuestra. Pero, el enemigo ha dejado para el final sus tropas de élite, francotiradores que apuntan desde el cielo, más conocidos por su sobrenombre: tocino. Excelentes tropas pero ya no se nos resistía nada. Estábamos crecidos y no duran ni cinco minutos ante nuestro despliegue. Ahora sí podíamos cantar VICTORIA.

El triunfo lo celebramos como es debido alrededor de los restos de la batalla mientras anochecía. Una larga jornada que no será la última. Hablamos de futuras guerras en otros territorios de las que, esperemos, saldremos victoriosos. Hasta la próxima.







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