Dios quiere estar rodeado de los mejores y se ha llevado a uno de los suyos. Gran amigo de mi abuelo Felipe (curiosamente mi abuelo era también amigo del padre de Eduardo) con el que hablaba casi a diario sobre sus pasiones y aficiones: la ciudad de Sevilla, sus hermandades y cofradías. Gran colección de libros sobre temas sevillanos (y, por supuesto, también de otras temáticas) atesora en la biblioteca de su casa. Con frecuencia, mi abuelo me llamaba para preguntarme "¿qué tienes que hacer esta tarde?", a lo que un servidor contestaba "Depende de la hora". "Pues, me recoges a las 7 y media". Y allí, donde fuera, nos presentábamos el abuelo y el nieto en alguna de las numerosas charlas o conferencias que daba Eduardo. Y, siempre, al final de cada una de ellas, mi abuelo lo esperaba para charlar sobre algún documento del año de la pera relacionado con Sevilla que había encontrado en casa. Sólo ese ratito escuchando a estos dos señores no tenía precio.
De esas conversaciones en las que fui privilegiado testigo puedo contar dos anécdotas. Por Eduardo me enteré que el nombramiento de mi abuelo Felipe como Patrono del Real Patronato de Casas Baratas fue el último Decreto que firmó Don Alfonso XIII relacionado con Sevilla, a finales de 1930. Y por mi abuelo Felipe me enteré de cómo los dos llegaron a ser Hermanos Mayores de la Santa Caridad. La causa fue la misma en ambos casos: "hacerse la puñeta" ya que ninguno de los dos quería. Y recuerdo la sonrisita de Eduardo confirmando aquéllo y matizando que si no hubiese conspirado para que mi abuelo Felipe fuese Hermano Mayor, mi abuelo se habría negado siempre. A lo que mi abuelo le respondía "al año siguiente te la devolví de la misma manera" (y yo pensaba vaya dos santos varones).
Hombre de Iglesia. Excelente persona. Entrañable y familiar. Se nos ha ido lo que siempre en Sevilla se ha llamado un Señor. Un fuerte abrazo a toda su maravillosa familia. Eduardo Ybarra Hidalgo DEP. Amén.
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