Los judiones en plena cocción |
Acordamos un menú sencillito y ligero porque había mucha artillería y no estábamos dispuestos a que la comida principal pudiera con nosotros. 24 horas antes del día D ya estaban en remojo las legumbres y se le fue cambiando el agua periódicamente. La mañana de marras el Chef Bk estaba tempranito en el club y se puso manos a la obra. Lo primero fue poner a fuego lento los judiones con todos sus avíos ya que calculó que necesitaría más de dos horas de cocción.
Mientras tanto tenía pensado hacer unas torrijas, para lo que el pinche de prestigio internacional Philippe de la Pesquerá tenía que haber llegado y echarle una mano. Perdí todo mi prestigio ya que por motivos de trabajo cuando llegué ya estaban hechas las torrijas, los judiones llevaban más de una hora al fuego y estaba pochando cebollitas para luego ayudar a espesar el plato principal. Por lo menos llegué con unas cuantas botellas de tinto. Algo es algo.
Todavía teníamos mucho tiempo por delante y poco que hacer así que abrimos un botellín de Cruzcampo que nos sentó divinamente. Al rato llegó José Carlos con todos los ingredientes para preparar un tartar de atún. El atún, pepinillos, ajos tiernos, tabasco y diferentes salsas y algún secretillo que no vamos a desvelar. En menos de 20 minutos lo metió en frío y a macerar. Segunda Cruzcampo.
Ya sabéis dos platos, el tercero eran unas sardinillas que complementarían unos tomates aliñados. Sencillito y simple como dije. Llega Jacobo y decidimos probar el chorizo del cocido y nos pusimos a cortar los tomates y abrimos la lata de sardinillas. Los judiones seguían su curso. Llevaban dos horas y media y todavía le quedaba un rato. Otra cruzcampo y ¡vamos a probar la morcillita! Llegan Jesús y Rafa. Esto se anima y en la barrita desplegamos el aperitivo. Por la puerta entra José Luis y abrimos el Tío Pepe. ¡Eso es un tío y no el de Alcalá! ¡Ya se ha acabado la botella! No puede ser. Segunda botella.
El aperitivo |
Ya sabéis dos platos, el tercero eran unas sardinillas que complementarían unos tomates aliñados. Sencillito y simple como dije. Llega Jacobo y decidimos probar el chorizo del cocido y nos pusimos a cortar los tomates y abrimos la lata de sardinillas. Los judiones seguían su curso. Llevaban dos horas y media y todavía le quedaba un rato. Otra cruzcampo y ¡vamos a probar la morcillita! Llegan Jesús y Rafa. Esto se anima y en la barrita desplegamos el aperitivo. Por la puerta entra José Luis y abrimos el Tío Pepe. ¡Eso es un tío y no el de Alcalá! ¡Ya se ha acabado la botella! No puede ser. Segunda botella.
Los apóstoles fueron doce y tuvieron su Judas. Nosotros ese día tuvimos 5 judas. No pudieron venir por diversas razones Jaime, Cipi, Borja, Enrique y Salvi. Luego, ya estábamos todos y nos podíamos sentar pero los judiones no estaban. Aprovechamos para espesarlos. Menos mal que teníamos el tartar de José Carlos. ¡Otro chef internacional! Buenísimo y en tan poco tiempo había cogido el aliño.. Y las sardinillas, estupendas. Un poquito de chorizo por aquí, un poquito de morcilla por allí…y se abre una botella de Pesquera 2003. Como siempre.
Resultado final |
El chef Bk se dedicó a reservar el chorizo, la morcilla, el tocino y el morcillo y los desmenuzó en una fuente. En ese momento no quedaba nada de aperitivo y los judiones llevaban tres horas y media a fuego lento. ¡Están en su punto! ¡Pablo quítalos! Y a la mesa. ¡Qué materia prima! Un amigo de Rafa se los había regalado y eran de una categoría especial. En la cuchara cabía sólo uno, así era su tamaño (el tamaño sí importa). Eran pura mantequilla. No dejamos que reposaran lo suficiente y nos servimos un primer plato sin rebosar porque nuestra intención era repetir. ¡Cómo estaba el segundo plato! Tras el adecuado reposo los judiones estaban espectaculares. Chapó. Prácticamente todo el club puede dar fé de lo bien que le salieron a nuestro afamado chef ya que el olor (del guiso) se extendió por todo el edificio y bajaban a preguntar si lo podían probar. A cambio de esto Joaquín bajó unas coquinitas que fueron devoradas.
torrijas |
Y de postre, torrijas. Pablo las hizo con Pedro Ximénez (mi madre las hace con vino blanco y no se oscurecen tanto). Estaban muy buenas pero como las de mi madre, ninguna (por cierto mamá, llevas dos años sin hacerlas y casi no nos acordamos de su sabor ¿no crees que ya es hora?).
La sobremesa fue muy agradable. Brindamos por España y el Rey y después de tomarnos una copa nos fuimos al Magallanes donde Jesús nos invitaba a otra copita y allí que nos fuimos. Fue el colofón a un magnífico día que tendrá su continuación antes del verano, de lo cuál serán debidamente informados.
La sobremesa fue muy agradable. Brindamos por España y el Rey y después de tomarnos una copa nos fuimos al Magallanes donde Jesús nos invitaba a otra copita y allí que nos fuimos. Fue el colofón a un magnífico día que tendrá su continuación antes del verano, de lo cuál serán debidamente informados.
la copita en Magallanes |
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