miércoles, 8 de abril de 2015

Madrugá y carreritas

He visto en Internet imágenes de los hechos acaecidos esta pasada Madrugá y también he hablado con amigos míos que lo vivieron. Incluso uno de ellos cuando trató de proteger a los niños debajo del paso del Silencio se resbaló y se fracturó el húmero. Se han escrito varios artículos sobre ello (El Mundo, ABC, El Correo, Diario de Sevilla) y no, no fue una anécdota.

Nunca he contado lo que me ocurrió en la Madrugá del 2000 pero todo esto me lo ha recordado y...

No recuerdo la hora, pero serían 5,30-6 de la mañana y me estaba tomando un café o una copa con Antonio y Javier en El Portón. Hace muchos años decidí que la Madrugá no se puede ver en la calle por la gentuza borracha que hay por distintas zonas (no es de ahora, viene de hace tiempo, mucho tiempo) y aprovecho el palco de mi familia para disfrutar de las Cofradías y entre paso y paso salgo a estirar las piernas y tomarme algo, que puede ser un café, una copita de anís o un güisqui, dependiendo de la hora.

Como decía, estaba tranquilamente en el Portón cuando se empieza a escuchar un estruendo, mucho ruido, gritos y, de repente, se tiran a nuestros pies varias personas gritando que hay un loco pegando tiros con una metralleta. Ante nuestro desconcierto miramos por el ventanuco del bar que da a General Polavieja y vemos gente correr, unos para un lado y otros para el lado contrario, todos gritando. Pensamos, esto es una broma, si hay un tío pegando tiros irán todos para el mismo lado, digo yo, que será el contrario de donde vengan los tiros y empezamos a buscar la cámara indiscreta. Pero las caritas de la gente mostraban realmente el pánico que estaban pasando. Uno de los camareros, mientras mira la televisión, grita: "Algo ha pasado". Todos nos volvimos para ver la tele y en ese preciso instante salía el nazareno de la Esperanza de Triana con el guión corriendo por una Campana desconocida y llena de sillas tiradas. Entonces Antonio y Javier me miraron y entendí perfectamente lo que estaban pensando. Mi palco está justo al lado del de los periodistas, así que nos fuimos para allá a ver si nos enterábamos de algo.

En la escalera de entrada había una joven llorando presa de la histeria y con cara pálida por el miedo, que estaba siendo consolada por varias personas. Nada más llegar al pasillo, mi padre estaba mirando y haciéndonos gestos para que nos acercáramos. Antes de llegar ya nos estaban preguntando, hasta los periodistas, que qué había pasado. "Pero si venimos aquí para que nos lo contéis". No sabían nada. Contamos lo que he escrito arriba y mientras discutíamos cuál podía ser la causa del revuelo apareció una persona del Ayuntamiento, supongo que el jefe de prensa, para comunicar que en un par de minutos habría una rueda de prensa. Había que ver a todos los periodistas pidiendo paso a sus realizadores para retransmitirla en directo. Y yo estaba allí.

Llegó el concejal de Seguridad, el que fue árbitro de fútbol, y lo primero que dijo fuera de micrófono es que haría una breve declaración sin preguntas. Uuuuuf, aquí ha tenido que pasar algo gordo, pensé. "Se ha roto una tubería en la calle Jesús del Gran Poder que ha producido un gran estruendo y como consecuencia, el público que estaba viendo las cofradías ha salido corriendo y hay algunas personas que han sido arrolladas por la avalancha...". Inmediatamente los periodistas empiezan a preguntar y el jefe de prensa hace gestos de que corten la emisión. Cuando todos los medios han desconectado, el concejal de Seguridad afirma textualmente "No tenemos ni p..a idea de lo que ha pasado", le preguntan los periodistas "pero ¿no se ha roto una tubería?", "queremos transmitir seguridad y confianza a la ciudadanía..." Y se marchó.

Los periodistas empiezan a hablar entre ellos y con nosotros sobre estos hechos, nos llegan noticias del palio de la Virgen de la Concepción, del nazareno del Gran Poder que acaba encima de una máquina de vending, de una puñalada en la Encarnación, otra en la Alfalfa, que la policía local ha detenido a un sospechoso...algunas de estas noticias no fueron nunca confirmadas y otras eran falsos rumores que se iban propagando.

Nos fuimos tranquilizando y recuerdo que mi padre comenta en alto para que todos le escucharan: "Sí ha sido extraño, porque los policías que estaban por aquí, unos han ido para Sierpes, otros para el Salvador, pero he visto como los que estaban en la calle Granada se fueron corriendo camino de la Catedral. ¿No os parece algo extraño?".

Nunca sabremos la verdad oficial, posiblemente porque si se supiese se generaría más intranquilidad en la sociedad. Fue algo premeditado y organizado. Lo que sí tengo claro es que si la Autoridad no se ejerce para cumplir la ley, la falta de educación y civismo, las botellonas y la dejadez de funciones de la Administración se cargarán una de las noches mágicas de Sevilla.

Entre todos pongamos los medios para seguir disfrutando con tranquilidad y sin sobresaltos de nuestra Madrugá.


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