martes, 21 de junio de 2016

Al rico cabrito...

No voy a hablar de políticos ni de yihadistas aunque por el título seguro que alguno lo había pensado. Hoy toca hablar de los cabritos del campo...que acaban en el horno.

Como viene siendo costumbre en los últimos tiempos, este pinche no llegó a tiempo de ayudar. Para eso estaba el horno. Además, MarquésChef se las apaña muy bien. Así que cuando llegué, los dos corderitos llevaban un buen rato en el horno. Y el acompañamiento, una ensalada, también estaba listo. Incluso los ajitos para las chirlas estaban troceaditos.

También los langostinos estaban cocidos. Así que con el buen criterio y sentido común que me caracteriza, abrí un botellín de Cruzcampo y esperé a que llegara el resto de la partida. Allí sólo estaban, aparte de Íñigo, mi tío Pedro y Ángel. Somos tan educados que preparamos un tomatito aliñado y a esperar.

Aquello era un conteo, parecía que se habían puesto de acuerdo para llegar de uno en uno y cada cinco minutos. Antonio, Javier, Luis...¡señores, ya hay masa crítica para la primera bandeja de langostinos! Poco a poco, iban cayendo estos sabrosos crustáceos, que alguno estaba un pelín tibio todavía. Llegan Miguel, Antonio ¡ya es hora de las primeras chirlas! Hay que decir en honor a la verdad, que las chirlas eran italianas y aunque estén buenas, las de la costa de Huelva les dan cien mil vueltas.

Miguel Ángel, Lorenzo y Andrés ¡ya estamos todos! Segunda fuente de langostinos y allí que este niño, por hacerse señalar, se ofrece para hacer las chirlas que quedan. Las hice con mi toque personal, aunque esta vez fue un tocazo pues me pasé con el Tío Pepe pero nadie protestó sino más bien lo contrario. La bandeja estaba llena de portaaviones (de barquitos nada) y algunos seguían insistiendo y mojaban pan donde había existido en el pasado algo de salsa.

¡Niños, a la mesa! Nos esperaban 2 criaturitas, ya debidamente troceadas, con el tiempo adecuado en el horno, que estaban de rechupete. Un poquito de ensalada para acompañar y tinto, mucho tinto. A Íñigo le gusta el Llave Real y a nosotros también. No sé cuántas botellas cayeron y a vosotros tampoco os interesa (me dicen que hay agentes del servicio secreto que acceden a este blog y luego se chivan a nuestras mujeres).

Tras el postre, se inició una agradable sobremesa en la que hablamos de historia, arquitectura, mudéjar, árabes, romanos, cultura en general y quedamos convocados tras el verano para organizar visitas culturales por Sevilla con posterior homenaje gastronómico, que es cultura y arte también, de lo que daré cumplida cuenta.


¡Hasta pronto!


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