Todo empezó en la comida
de Navidad, de la que dí cumplida cuenta en este
blog. En nuestra tertulia
contamos con dos afamados artistas culinarios que presumen de hacer extraordinarios
arroces en los más variados estilos. Así que se retaron con nosotros de
testigos. No veíamos el día en que llegara a realizarse.
En Semana Santa llamo a
Carlos y me dice que el viernes 5 sería el día perfecto. Pol Beká está
de acuerdo en la fecha. En principio, conseguimos fijar una fecha para el duelo
arrocero entre dos afamados chefs, de fama internacional. Primer problema: ese
día la cocina está reservada por el Presidente del Club. Primer problema
resuelto: el Presidente del Club, don Enrique Moreno de la Cova, nos cede
gentilmente su reserva para la tertulia. Ante tal muestra de generosidad, lo
invito a participar en la misma, aceptando inmediatamente.
Ante la limitada
capacidad de la cocina, nos encontramos con el reto de cocinar dos o tres arroces
a la vez ya que el fuego tiene que llegar a todas partes por igual. Decidimos,
creo que con buen criterio, que no era posible en la cocina de inducción y que
teníamos que buscar un rosco que nos diera la posibilidad de preparar otro
arroz al mismo tiempo que se utiliza la cocina del club. Pero nos surge la gran
pregunta ¿qué arroz va a preparar cada uno?

Llamo de nuevo a Carlos y
quedamos en pasarnos por el estudio de Onda Cero. Teníais que ver su mesa de
redacción con una bandeja de chacinas que nos decía “cómeme”, fumándose un buen
puro y hablando en la Onda a la vez que atendía los correos que le llegaban
al ordenador y los whatsapps a su móvil. Carlos es la muestra más evidente de
que el hombre puede hacer dos cosas al mismo tiempo. Un fuera de serie. Retomo
el hilo. Al mismo tiempo que conducía su programa trataba con nosotros la
organización del duelo arrocero. Por cierto nos presentó al gran Melgar y a
Gary Bedell, el comisario del pabellón de Canadá en Sevilla durante la Expo que
se enamoró de nuestra ciudad y por aquí se quedó (debe ser de los pocos guiris
que ha salido de costalero). En conclusión, Carlos preparará un arroz abanda y
una fideuá y Pablo un arroz negro. Yo me encargaría del vino y del postre. Les
recuerdo, amados lectores, que soy un simple aprendiz de pinche.
En casa de Pablo hay un
rosco y se acerca por el club para buscar el hueco donde colocarlo. Con la
ayuda, inestimable, del personal del club deciden que el sitio perfecto es una
esquina de la cocina. Superados todos los problemas organizativos sólo queda
esperar que llegue el gran día.


Y ese día llegó. A media
mañana los artistas culinarios, de fama internacional, y el no menos prestigioso
pinche que esto suscribe estábamos manos a la obra en la cocina. Todos muy
guapos con nuestros delantales y Herrera con corbata. Lo primero de todo era
preparar los sofritos. Pablo nada más llegar había empezado a preparar el fumé
con las cabezas de gambones. El sofrito del arroz negro ya lo sabía porque como
sabrán mis seguidores, Pol Beká ya lo había preparado para otra reunión. Por
tanto, teníamos curiosidad por conocer cómo el comunicador más influyente de
España prepararía los suyos. Entre Carlos y yo dedicamos un tiempo en nivelar
el rosco para que el fuego le llegara por igual a la paella en su integridad y una vez
conseguido esto, el artista comenzó su obra. Creánme si les digo que nos llevó
un tiempo decidir qué hacer primero. Carlos resolvió la duda, se empezará por
el arroz abanda como aperitivo. Mientras se daba cuenta de él, se rematarían la
fideuá y el arroz negro. Dicho y hecho.
A trabajar.
Continuará mañana martes a la misma hora
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