lunes, 30 de junio de 2014

Cataluña

Alguna vez he comentado aquí que veo difícil encontrar una solución satisfactoria al conflicto catalán. Ortega y Gasset ya dijo que no tenía solución y que debíamos aprender a convivir con este problema. Textualmente afirmó en 1932: "el problema catalán no se puede resolver, sólo se puede conllevar; es un problema perpetuo y lo seguirá siendo mientras España subsista".

No se soluciona con dinero un problema sentimental. Podemos alargarlo en el tiempo, retrasar el desenlace pero no solucionarlo. El acierto de los independentistas ha sido convertirlo en un asunto de sentimientos, en algo emocional. No puedo convencer con argumentos históricos y con euros a quien desde pequeñito le han enseñado que vive en un país oprimido, que Cataluña fue un Reino que dominaba el Mediterráneo hasta que Castilla la invadió y anuló su identidad. Esa es la base sobre la que se asienta y cala mensajes del tipo “España nos roba” y “saldríamos de la crisis si fuéramos independientes como hace tres siglos”.

Gran error fue ceder las competencias en educación a las Comunidades Autónomas porque fomenta el sectarismo, la parte sobre el todo. Desgraciadamente cada vez serán más porque las nuevas generaciones están educadas en lo mío y no en lo nuestro. Sólo hay una solución: que la Administración Central recupere las competencias en educación, de todas las CC.AA. y, en el caso concreto de Cataluña, manifestarles, además, que no queremos que se vayan porque son de los nuestros y así queremos que sigan, que Cataluña es una parte esencial de España y todos perdemos con su independencia.

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