jueves, 28 de mayo de 2015

Concurso de paellas

¡Las propuestas del chef Paul Beká! ¡El daño irreparable que causan los programas de televisión! ¡Tenemos que organizar un concurso de paellas entre los contertulios! ¡Qué lo hagan Ramón y Felipe! Somos tan tontos que aceptamos. Vamos con la historia.

 Nunca había hecho una paella, en cambio Ramón decía que sí, que muchas. Me gusta aprender así que me lancé a la piscina aunque he de reconocer que no estaba vacía, me refiero a la piscina, puesto que Masterchef Beká supervisaría mi labor. El día D-1 (léase dé menos uno) hablamos para quedar los tres a comprar las vituallas al día siguiente de las dos paellas, una de pescado y otra de carne.

Por la mañana fuimos Pablo y yo, Ramón no podía, a comprar arroz redondo y, por un lado, gambones, sepia y alcachofas y, por el otro lado, contramuslo de pavo, magro de cerdo y trigueros. A mí me sonaba rarísimo lo de alcachofas con sepia pero Masterchek Beká decía que saldría buenísimo y no hay nada más que hablar. Nos dieron un caparazón de pollo para el fumé y nos dirigimos al Aero, el mejor del club del mundo, el nuestro.

Empezamos con los fumé. Pelamos los gambones (reconozco que suena fatal) y las cáscaras las doramos un poco en aceite. Al mismo tiempo, escaldamos la sepia previamente troceada. Ya dorados los bichitos le añadimos el agua en la que hervimos la sepia y…a darle tiempo. Y en otra olla nos pusimos con el caldo de carne. Se añadieron algunas cosas que no vienen al caso para que no nos llaméis locos borrachos y cosas parecidas.



Ahora tocaba nivelar el rosco mientras el pincheaspiranteachef troceaba el pavo y el cerdo. Preparamos el primer sofrito y sólo había un concursante, el otro no daba señales de vida (dijo que hasta la 1,30 no aparecía, como un señor). Masterchef decidió que la más complicada era la de pescado y había que empezar ya, así que me fue adjudicada. No me tembló el pulso, con dos …narices me puse manos a la obra. Preparado el refrito (ajito, pimiento rojo, pimiento verde y tomate) añadimos la sepia o choco. Tiempo y cariño para que se ablandara. Y arroz, bien removido para que cogiera el sabor y lo reservamos.

¿Y Ramón? Antes que él apareció Salvi, así que preparamos un aperitivo que consistía en anchoas, marca Hacendado, y morcilla de arroz. Algo ligerito que había que comerse las dos paellas. Primera cerveza, y de verdad, nos habíamos dedicado al arroz y no habíamos probado nada, ni una cerveza. Por supuesto, Cruzcampo en botellín.



Llegó el otro aspirante y comenzó a preparar su paella. Se vivieron momentos de gran tensión desde el primer instante ya que el aspirante discutía hasta la cantidad de aceite que aconsejaba el Maestro y me quité de enmedio. Ahí os quedáis. Segundo botellín, alguna anchoa y un poquito de morcilla. Como ya estaban por allí Jaime y José Luis abrimos una botella de fino Hidalgo, cortesía de nuestro amigo Juanma. Soberbio.

Ese día invitamos, a que vinieran, a Eduardo Osborne y Edi Castillo, y participaran de nuestra tertulia. Al momento llegó Monchu. Durante este tiempo alguien hizo la paella de carne. De vez en cuando me asomaba por allí y aún hoy no tengo claro quién la hizo (¡zas!, bofetada a mi contrincante por si nadie se ha dado cuenta). En las discusiones que tenían cada 5 minutos sobre añadimos esto ahora, no todavía no, menos fuego, más fuego, si giras para allá es al revés de lo que te he dicho y cosas así, le añadieron un poquito de alcohol, ná una chispita y lo apartaron para que hiciéramos el cambio de paella en el rosco. Así que me puse de nuevo con mi paella, añadimos el caldo, sabrosón de marisco, doble volumen que de arroz y a regular debidamente el fuego según las indicaciones de Masterchef. En estas llegó Juan y ya estábamos todos los que íbamos a disfrutar de tan memorable día. 




Tras el tiempo de espera y una vez incorporadas las alcachofas, la quité cuando me dijeron (no voy a discutir con quien sabe, yo venía a aprender ¡otro zas!) y la dejamos reposar bien tapadita. Mientras tanto, se añadió el arroz a la otra paella ya en el fuego y se vertió el caldo correspondiente ¡todos a la mesa!


Aquí estaba la primera paella, que nos la bebimos con vino blanco Viñas del Vero Riesling. Masterchef se levantaba de vez en cuando de la mesa para controlar la paella de carne. No vi a Ramón hacer lo propio, lo digo sin acritud, jeje. Todos menos uno repetimos de la primera paella que me sorprendió, estaba orgullosísimo de lo buena que me había salido, gracias a la inestimable supervisión de Pablo.



Llegó el momento de la segunda y estaba también buenísima a pesar de que Ramón no quería presentarla, dudaba de su resultado. La regamos con Melior de Matarromera y Beronia. Dos magníficas paellas. Pero de verdad que salieron buenísimas. De postre heladito, café y empezó una animada conversación en la que arreglamos todos los problemas del mundo mundial mientras sonaba el clinquineo del hielo en nuestras copas.
Disfrutamos y nos sorprendimos de lo bien que comimos. Día para recordar y repetir. 



Os preguntaréis y ¿quién ganó? Fácil respuesta: Pablo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario