jueves, 9 de julio de 2015

Cierre de temporada de la Tertulia

¿Cordero en pleno verano sevillano? Pues sí, ea.


He empezado por el plato principal. Una pierna de cordero que Tulio había traído de Soria y otras dos que Salvi traía de producción propia en la provincia onubense.

Así que el día D, Tulio llegó pronto, encendió el horno y cordero pá dentro. Un poco de aceite, sal y nada más. Cada maestrillo tiene su librillo. Y se fue a trabajar. El cordero tenía de acompañamiento lechuga y patatas fritas, luego sólo teníamos que preocuparnos por el aperitivo. Como el horno da mucha calor decidimos que no se guisaba nada más sino que era mejor abrir y servir.

Compramos unos buenos mejillones, unas buenas anchoas. Tostamos pan. Los tomates de Los Palacios los cortamos y los aliñamos. Abrimos unas aceitunas de mi primo Javier y ya teníamos el aperitivo. Así de simple. Seguro que os estáis preguntando en este momento ¿y nada más? A ver algo más había pero los contertulios no lo sabían. Como recientemente había sido San Pedro, Perico llevaba jamón y foie para celebrarlo.

Así que nos dedicamos a abrir conservas, sin cortarnos, tostar rebanaditas de pan y botellín de Cruzcampo pá dentro. Y esperar mientras charlábamos sobre cualquier tema.


Sólo abrimos las aceitunas y a medida que llegaban los comensales (Juan, Ramón, José Luis, Alberto, Jaime y Monchu) servíamos los aperitivos de forma que le llegara a todos y pudieran disfrutar de unas magníficas anchoas, de los imperiales mejillones y de los refrescantes tomates. Cuando llegó Perico, de los primeros todo hay que decirlo, pues servimos el jamón y el foie. Queríamos que fuera un aperitivo simple y corto para disfrutar del cordero y casi no llegamos de la cantidad que había.



Lo mejor como siempre es el prealmuerzo, la conversación con una cervecita en la mano y dejando de hablar de vez en cuando para llevarse a la boca una buena anchoa o un buen jamón. Ya lo que cada uno considere de vez en cuando es otro problema y después se nota en la báscula, el que se quiera pesar.

Nos sentamos a la mesa a dar buena cuenta del cordero, acompañado como ya dije de lechuga y patatas fritas. De lujo. Animadísima charla, como siempre, en la que no dejamos títere con cabeza, sobre todo la de aquellos contertulios que faltaron.

No hay nada más que contar porque el horno hizo todo. El cordero estuvo unas dos horas y media y cayó todo, no sobró nada. Riquísimo.

De postre, el típico surtido del Club. El café nos lo tomamos en la pecera contemplando el paso de tórtolas y alguna copita nos tomamos después en la habitual y agradable sobremesa en la que hablamos de lo divino y de lo humano, resolvemos todos los problemas del mundo mundial, vamos si nos hicieran caso no habría habido crisis, ni el lío de Grecia y Podemos ni existiría. "Homeporfavó" tanta sabiduría desaprovechada por las élites que nos gobiernan y así nos va.

Y aquí los contertulios reposando el cordero y tramando la próxima tertulia a la vuelta del verano.



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